Barbados se encontró bajo dominio británico durante más de 300 años, lo que explica el apodo de Pequeña Inglaterra. En la actualidad, se puede ver el sello inglés en actividades tan populares como el cricket y el polo, pero se ha fusionado con el estilo de las Barbados, una combinación ganadora. Lo mejor de ambos mundos se muestra en el moderno Sandy Lane.
El resort, que abrió sus puertas en 1961, dio paso a un renacer de las Barbados tras una transformación completa en 2001. Cuenta con tres campos de golf y un spa, el más grande y conocido de la isla, pero el cálido servicio y una atmósfera relajada en la playa mantienen ese equilibrio inconfundible de informalidad y elegancia de los Barbados.