Un precioso palacio residencial de 1897, ejemplo de la arquitectura de la Belle Époque en Praga, convertido en un opulento hotel boutique. Cuenta con una enorme colección permanente de grabados de Le Corbusier.
Elegancia y confort moderno en sus habitaciones y suites diseñadas individualmente, algunas con chimeneas y frescos del pintor Luděk Marold. Las mejores vistas y platos de la cocina checa e internacional en su restaurante gourmet “Artista”, posado sobre una colina.